viernes, julio 25, 2025
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Exploran en la UAA el potencial turístico sustentable de Monte Grande en Sierra Fría.

Aguascalientes, Ags. El doctor José Jesús Sigala Rodríguez, jefe del Departamento de Biología de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, presentó una reflexión sobre el trabajo reciente de investigación en la zona de Monte Grande, ubicada en el Área Natural Protegida Sierra Fría, así como una propuesta concreta para aprovechar su potencial como destino de turismo de naturaleza.

En “Estudios de biodiversidad recientes en Monte grande, Sierra fría y potencial turístico”, el académico subrayó el trabajo realizado durante los últimos dos años por estudiantes de Biología y Turismo de la UAA, quienes colaboraron intensivamente en salidas de campo que permitieron obtener una radiografía actualizada de la biodiversidad del área. Destacó que este esfuerzo ha derivado en más de una decena de trabajos académicos, todos enfocados en distintos grupos de fauna, interacciones ecológicas y análisis del ecosistema.

“Esto inició como muchas cosas, en pláticas con compañeros de CONAFOR y CONANP, y después coincidió con el convenio que la Universidad firmó con la Asociación Sierra Fría”, comentó. “Lo que queríamos era incrementar de manera rápida el conocimiento disponible sobre el sitio”.

Más allá del valor académico y científico de estos estudios, el doctor Sigala planteó una propuesta: abrir la discusión sobre cómo aprovechar sustentablemente los recursos naturales del área mediante modelos de turismo de naturaleza. Señaló que ya no es viable ni realista pensar en mantener áreas naturales completamente intocadas, “aunque eso sería lo ideal” dijo, y que la clave está en encontrar esquemas que promuevan el uso responsable y la conservación simultánea del entorno.

El doctor explicó que el turismo de naturaleza es una modalidad que basa sus actividades en los recursos naturales, con un enfoque educativo, conservacionista y de bajo impacto ambiental. A diferencia del turismo tradicional, que suele concentrarse en infraestructura masiva y entretenimiento comercial, esta alternativa propone actividades responsables como el senderismo, la observación de fauna, el estudio de flora y la interpretación ambiental, siempre con la participación activa de las comunidades locales.

«Lo que buscamos es que las comunidades locales, los propietarios de los terrenos, se conviertan no en adversarios, sino en aliados y custodios del territorio. El turismo de naturaleza puede ser una alternativa productiva viable, con impacto ambiental mínimo, si se hace bien», enfatizó.

Como ejemplo de buenas prácticas, señaló casos exitosos en países como Costa Rica y Ecuador, donde el turismo de naturaleza ha sido clave para conservar ecosistemas únicos, al mismo tiempo que genera ingresos para la población rural. “Lo que vimos allá fue gente dispuesta a pagar solo por caminar y buscar una especie para fotografiarla; sin necesidad de hoteles, sin impactos visibles, solo con guías capacitados que conocen profundamente su entorno”, comentó.

Mencionó que también existen modelos exitosos en otras regiones del país, como en el Ejido Sierra Morena, en Chiapas, donde la comunidad ha logrado desarrollar una actividad turística sostenible sin necesidad de grandes construcciones ni infraestructura invasiva. “Nosotros llegamos de noche, caminamos horas por la selva, y fue un guía local quien nos llevó directo al sitio. Su conocimiento del entorno era impresionante. Ese tipo de saberes comunitarios son invaluables y deben ponerse al centro del desarrollo turístico”, compartió.

Finalmente, expresó que una de las metas es compartir los resultados de estas investigaciones con un público más amplio, incluyendo a tomadores de decisiones, propietarios y habitantes de la Sierra Fría, para construir en conjunto proyectos que vinculen la conservación ambiental con el bienestar de las comunidades.

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